En medio de una crisis global de refugiados y migrantes que no tiene fin, muchos países cierran sus fronteras y niegan asistencia a quienes se encuentran en estados cercanos a la desesperación. La huída de la Sagrada Familia a Egipto como identificación de Dios con la situación del refugiado y ejemplo para las naciones cristianas. Las visiones de María Valtorta. Pedidos del Papa Francisco.
Crisis mundial de Refugiados
El pasado martes 19 de junio de 2018, en las vísperas del Día Mundial de los Refugiados (20 de junio), la ONU dio a conocer el informe anual de su agencia para los refugiados (ACNUR), según el cual la cifra de refugiados y desplazados alcanzó niveles record, elevándose a 68,5 millones de personas, de los cuales el 37% son refugiados que huyen de sus países y el resto desplazados internos. Una catástrofe global que pone diariamente a 44.500 personas en fuga de guerras, conflictos internos y limpiezas étnicas. Detrás de estas cifras se oculta el drama del viaje por parajes inhóspitos y la llegada a precarios campos de refugiados. La situación es especialmente grave si se tiene en cuenta que la mitad de los refugiados son menores de 18 años.
El aumento de los números se debe “a los conflictos prolongados y la falta de soluciones para los que aun siguen abiertos, que ponen una presión continua sobre civiles en países en conflicto que los llevan a dejar sus casas, y crisis nuevas o agravadas”, dijo el titular de la ACNUR, Filippo Grandi. La ONU señala que el número de países en conflictos armados es el más alto de los últimos 30 años. Según el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, las guerras con más bajas, se triplicaron desde 2007. La cifra de muertos en esos y en conflictos de “baja intensidad”, en tanto, se multiplicó por diez desde 2005.
En paralelo, Italia prepara propuestas de mano dura para frenar la inmigración en la cumbresobre migración prevista para este domingo en la ciudad de Bruselas. El tema genera fuertes tensiones entre los europeos y sus diferencias salieron a relucir tras el reciente rechazo de Italia de autorizar la llegada de la nave humanitaria Aquarius con 630 emigrantes a bordo, algo casi insólito.
Los refugiados son personas que huyen del conflicto y la persecución. Su condición y su protección están definidas por el derecho internacional, y no deben ser expulsadas o devueltas a situaciones en las que sus vidas y sus libertades corran riesgo, sin embargo todas las semanas escuchamos de países que se niegan a recibirlos o darles asistencia, resultando en muchos casos en la muerte de los refugiados o su captación por las mafias. Toda esta situación ha servido de excusa para que algunos gobiernos, yendo más lejos de cerrar sus fronteras, pretendan “encerrarlas” conmuros o defensas físicas, que al día de hoy podrían impedir que entren extranjeros, pero al día de mañana podrían impedir que salgan sus propios ciudadanos. Además se han creado lugares de detención que parecerían ser más bien campos de concentración de refugiados, con el creciente temor que más adelante, el satanismo infiltrado en la mayoría de los gobiernos del mundo, imponga a los refugiados la obligación de implantarse el microchip aprovechándose de su vulnerabilidad, para tener un dominio total de sus vidas.
América Latina
Del informe internacional de la ACNUR se desprende también información concerniente a desplazamientos en América Latina, sobre todo de la mano de Venezuela y Colombia, cada cual con una crisis a gran escala.
Venezuela se convirtió en la cuarta nacionalidad que más solicitudes de asilo presentó a nivel mundial, con 111.600 registradas. Más allá de los registros, un millón de venezolanos se instalaron en Colombia tras escapar del régimen violento de Nicolás Maduro, y otro medio millón se trasladó a otros países. Venezuela sufre una crisis económica, con hiperinflación y escasez de alimentos básicos y medicamentos, así como una crisis política sin precedentes.
Paradójicamente, Colombia recibe un aluvión de venezolanos mientras soporta un serio problema propio de desplazados: encabeza la lista a nivel mundial en ese rubro, resultado de la lucha de décadas entre guerrilleros y fuerzas de seguridad. Una lucha que arrastra secuelas y problemas mal resueltos, pese a los acuerdos de paz con las FARC y su disolución como guerrilla.
Más Info...
Día Internacional del Migrante: 18 de diciembre.
Día Mundial de los Refugiados: 20 de junio.
Patrona de los Inmigrantes: Santa Francesca Cabrini, italiana, dedicó su vida a ayudar a pobres e inmigrantes. Su fiesta se celebra el 22 de diciembre.
#ConLosRefugiados – El lema para 2018 que la ONU difunde a través de su agencia para los refugiados.
“Migrante” es todo aquel que ‘migra’; es decir, aquel que emigra (salir de su país, ciudad o pueblo para establecerse en otro) o que inmigra (llegar a un país extranjero para establecerse en él).
“Refugiado” es toda persona que, a consecuencia de guerras, revoluciones o persecuciones políticas, se ve obligada a buscar refugio fuera de su país.
La Convención de las Naciones Unidas para los Refugiados de 1951 define al refugiado como alguien que se ve forzado a abandonar su hogar debido a un temor fundado de persecución. La persecución debe ser por causa de su raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un grupo social particular u opinión política.
La huída de la Sagrada Familia
La huída de la Sagrada Familia a Egipto, es figura e identificación de Dios con los refugiados, con aquellos que sufren la persecución por diversas causas, muchas veces ante el riesgo de una muerte inminente que los hace emprender viajes y recorrer largas distancias.
En el evangelio según San Mateo (Mt. 2, 13-15) se lee cómo por una intervención angelical en sueños a San José, éste es alertado de huir a Egipto, ya que Herodes buscaba al niño Jesús para matarlo. Levantándose, con temor y sorpresa, la Sagrada Familia emprendió el viaje esa misma noche.
Los magos de oriente, al ser también advertidos en sueños de no retornar a Herodes volvieron a sus naciones por otros caminos, y Herodes al verse burlado, ordena la matanza de todos los niños de dos años para abajo que había en Belén y sus alrededores. Herodes desconocía naturalmente, qué edad tendría el niño, pero no quiso arriesgarse e incluyó a todos los niños pequeños. Su acto fue atroz con el perverso deseo de asesinar al Ungido del Señor, pretendiendo librarse de la amenaza que implicaría para su reinado ininterrumpido. Desatando con ese acto el dolor de toda una ciudad y el horror de quienes escuchaban lo que había hecho ese rey desalmado capaz de ordenar una matanza de niños indefensos. Cada 28 de diciembre se conmemora en el mundo católico a los santos inocentes, esos niños que murieron por orden de Herodes.
La estadía de la Sagrada Familia en Egipto y las visiones de María Valtorta
Todas las evidencias señalan como lugar de estadía de la Sagrada Familia en Egipto, la ciudad de Matarea, a cientos de metros de ‘Heliópolis’ u ‘On’, ciudad antigua mencionada en el Antiguo Testamento (Ej. Jer. 43,13).
Desde el siglo II hasta nuestros días, la “fuente de la Virgen” y el “árbol de la Virgen” son venerados allí. Esto es coincidente con el texto de las revelaciones a la gran mística italiana María Valtorta, a favor del pueblo llamado Matarea (Cfr. 36; 119; 133; 247 “El Evangelio como me ha sido revelado”).
Este lugar llamado ‘Al Matariyah’ (su nombre significa “agua dulce”), pertenece a un distrito de El Cairo llamado ‘Al-Zeitoun’ y se encuentra actualmente en el sector noreste de El Cairo. Matarea es ahora un suburbio densamente poblado en El Cairo al que se accede por un moderno aeropuerto, pero hace 2000 años atrás, era una simple aldea fértil donde crecían muchos árboles y palmeras. Por entonces era una tierra hospitalaria para los hebreos perseguidos, y una colonia judía vivía allí en tiempos de Jesús.
Es interesante destacar que la distancia (en línea recta) entre Belén y Matarea es de 432 kilómetros. Debió tomarle a la Sagrada Familia más de un mes recorrer distancias tan grandes, a pie, con el niño Jesús siendo aun bebe y por caminos que distaban de ser buenos. Todo ello con el dolor de dejar atrás la patria, los lugares conocidos, los familiares y las cosas propias para marchar hacia una tierra en la que iban a ser tratados como extranjeros.
La distancia recorrida por la Sagrada Familia con Jesús siendo aun bebe es considerable como se aprecia mirando el mapa.
Allí se encuentra también la Iglesia Copta Ortodoxa de Zeitoun, dedicada a la Virgen María, creyendo algunos que en aquel lugar existió la casita que albergó a la Sagrada Familia. Sobre esta Iglesia se registraron apariciones milagrosas de la Virgen María en la semana santa del año 1968, apareciéndose a miles de personas públicamente por casi dos años, pudiéndose registrar fotos de las luminosidades con la forma de la Virgen María aparecidas por el domo de la Iglesia. Sobre las apariciones hubo una declaración oficial de Cirilo VI, el Patriarca de la Iglesia Copta Ortodoxa en el 5 de mayo de 1968:
“La Sede Patriarcal declara con completa fe, gran alegría y humilde gratitud al Todopoderoso, que la Santísima Virgen María ha aparecido varias veces en formas claras y estables, durante varias noches y durante varios períodos de hasta más de dos horas, desde el 2 de abril de 1968 hasta ahora, sobre la Iglesia Copta de Zeitoun, en El Cairo, en el camino a Matariah, donde pasó la Sagrada Familia su estancia en Egipto, como dice la tradición. Esperamos que esta bendición sea un signo de paz para el mundo y un augurio de prosperidad para nuestro amado y bendecido país”.
La distancia entre la Iglesia (donde se cree estaba la casita de la S. Familia) y la más grande de las pirámides de Egipto es de 24 kilómetros. Valtorta dice que desde ese lugar divisó una de las píramides (Cfr. 36). Esto se entiende porque al estar alineadas las tres pirámides con la ubicación de Matarea, la pirámide de Keops, oculta a las de Kefrén y Mikerinos, aparentando verse una sola pirámide.
Allí permanece un viejo árbol Sicómoro, conocido como el árbol de la Virgen, y que según la tradición ofrecía sombra y refugio a la Sagrada Familia durante su estadía allí. Por esta razón el “Árbol de la Virgen” goza de mucha fama y atrae cada navidad a miles de peregrinos que se acercan a venerar el sitio. Se dice que el árbol posee propiedades medicinales, razón por la que sus ramas fueron dejadas sin hojas, llegando incluso los peregrinos a arrancar partes de su corteza. En el siglo XV, Felix Fabri, monje dominicano, visitó Matarea y notó que se había levantado una valla alrededor del árbol, como protección, y que la cantidad de peregrinos que podían entrar allí se había restringido a un máximo de 4 al mismo tiempo. Actualmente el árbol fue reemplazado por brotes nuevos que surgieron de sus ramas, y ubicadas en el mismo sitio.
Cerca se encuentra también una fuente de agua que surgió del suelo formando una pequeña piscina sirviendo para proveer a la Sagrada Familia de agua para sus necesidades diarias y es considerada como parte de lo milagroso del sitio por la capacidad de sanar de sus aguas.
Jean Aulanger, experto en calendarios antiguos, calcula que la S. Familia permaneció en Egipto, valiéndose de la información publicada en la obra de Valtorta, alrededor de dos años y siete meses.
María Valtorta describe de este modo la casita de la S. Familia en Matarea:
“La suave visión de la Sagrada Familia. El lugar está en Egipto. No tengo dudas de ello porque veo el desierto y una pirámide.
Veo una casucha completamente blanca, que tiene solo la planta baja. Una pobre casa de una muy pobre gente. Las paredes están apenas revocadas y cubiertas de una sola capa de cal. La casita tiene dos puertas, una junto a la otra, que introducen en sus dos únicas habitaciones, en las que, por ahora, no entro. La casita está en medio de un pedazo de tierra arenosa rodeada por una protección de cañas hincadas en el suelo.
Esta poca tierra que el seto de cañas limita ha sido cultivada pacientemente como una pequeña huerta, a pesar de ser árida y poco fértil. Para hacer más tupido y menos escuálido el seto, han traído unas plantas trepadoras, que me parecen modestos convólvulos. Sólo en uno de los lados, hay un arbusto de jazmines en flor y una mata de rosas de las más comunes. En la huertecilla, en los pocos cuadros del centro, noto que hay unas modestísimas verduras, bajo un árbol dejado crecer libremente, que no sé qué clase de árbol es, y que da un poco de sombra al terreno soleado y a la casita. A este árbol está atada una cabrita blanca y negra, que está comiendo y rumiando las hojas de algunas ramas dejadas caer al suelo. (…)
Se pone la tarde. Veo el rojo del ocaso hacerse violáceo sobre la arena que parece temblar por el calor; y la pirámide parece más oscura.
José entra en la casa, en una habitación que debe ser taller, cocina y comedor al mismo tiempo. Se ve que el otro cuarto es el destinado al descanso; pero en él yo no entro. Hay una tenue lumbre encendida. Hay un banco de carpintero, una pequeña mesa, unas banquetas, unas repisas donde están los pocos platos y vasos que tienen y también dos lámparas de aceite. En uno de los rincones, el telar de María. Y… mucho, mucho orden y limpieza; es una morada pobrísima, pero está limpísima. (…)” (Cfr. 36)
Y el imperdible dictado de Jesús en relación a la visión precedente:
“Dice Jesús:
La lección, para ti y para los demás, está en las cosas que has visto. Es una lección de humildad, de resignación y de armonía. Sirva de ejemplo a todas las familias cristianas, y, de forma particular, a las que viven en este peculiar y doloroso momento.
Has visto una casa pobre; una casa pobre – y esto es lo doloroso – en un país extranjero.
Muchos, sólo por el hecho de ser unos fieles “pasables”, que rezan y me reciben a mí bajo las especies eucarísticas, que rezan y comulgan por “sus” necesidades, no por las necesidades de las almas y para la gloria de Dios – porque es muy raro el que al orar no sea egoísta -, muchos, sólo por este hecho, esperan poder disfrutar de una vida material fácil al amparo del más mínimo dolor, de una vida próspera y feliz.
José y María me tenían a mí, Dios verdadero, como Hijo suyo, y, no obstante, no tuvieron ni siquiera ese mínimo bien de ser pobres en su patria, en el país donde se los conocía; donde, por lo menos, tenían una casita “suya” y al menos la preocupación del alojamiento no añadía angustia a las muchas otras, en el país en que, por ser conocidos, habría sido más fácil encontrar trabajo y proveer a las necesidades de la vida. Son dos expatriados precisamente por tenerme a mí. Un clima distinto, un país distinto – ¡y tan triste respecto a los dulces campos de Galilea! -, lengua distinta, costumbres distintas, allí, entre una gente que no los conocía y que, como es normal entre los pueblos, desconfiaban de expatriados y desconocidos.
Les faltaban los queridos y cómodos muebles de “su” casita, y esas otras muchas cosas, humildes pero necesarias, que allí había y que entonces no parecían tan necesarias, mientras que aquí, rodeados de esta nada, habrían parecido incluso bonitas (como lo superfluo que hace deliciosas las casas de los ricos). Sentían la nostalgia de la tierra y de la casa, y la preocupación de esas pobres cosas dejadas allí, de la huertecita que quizás ninguno cuidaría, de la vid y de la higuera y de las otras plantas útiles. Les apremiaba la necesidad de conseguir el alimento cotidiano, el vestido, el fuego todos los días; y la necesidad de atenderme a mí, un Niño, al cual no se le podía dar la comida que a sí mismo uno puede darse. Y tenían el corazón lleno de pesares: por las nostalgias, la incógnita del mañana, la desconfianza de la gente, reacia como es, especialmente en los primeros momentos, a acoger ofertas de trabajo de dos desconocidos.
Y a pesar de todo, ya has visto cómo en esta morada se respira serenidad, sonrisa, concordia; y cómo, de común acuerdo, se trata de embellecerla – incluso la mísera huertecita – para que se asemeje más a la que han dejado y para hacerla más confortable. Y cómo en ellos hay un solo pensamiento: hacerme esa tierra menos hostil, a mí, Santo; hacerme esa tierra menos mísera, a mí, que vengo de Dios. Es un amor de creyentes y de padres, que se manifiesta en mil cuidados, que van desde la cabrita – comprada con muchas horas extra de trabajo – hasta los juguetitos tallados en la madera que sobraba, o hasta esa fruta tomada sólo para mí, negándose a sí mismos un bocado.
¡Oh, amado padre mío de la Tierra, cuánto te ha querido Dios, Dios Padre en las Alturas; Dios Hijo, que se ha hecho Salvador, en la Tierra!
En esta casa no hay nerviosismos, caras largas o sombrías, como no hay tampoco el echarse en cara recíprocamente nada, y mucho menos a Dios, que no los ha colmado de bienestar material. José no acusa a María de ser causa de su incomodidad, como tampoco María acusa a José de no saberle dar un mayor bienestar. Se aman santamente, eso es todo, y, por tanto, su preocupación no es el propio bienestar, sino el del cónyuge. El verdadero amor no conoce egoísmo. El verdadero amor es siempre casto, aunque no sea perfecto en la castidad como el de los dos esposos vírgenes. La castidad unida a la caridad conlleva todo un bagaje de otras virtudes y, por tanto, hace, de dos que se aman castamente, dos cónyuges perfectos.
El amor de mi Madre y de José era perfecto. Por tanto era impulso de todas las virtudes, especialmente de la caridad para con Dios, que en todo momento era bendecido, a pesar de que su santa voluntad resultase penosa para la carne y para el corazón; era bendecido porque por encima de la carne y del corazón, en estos dos santos, vivía y dominaba más intensamente el espíritu, el cual magnificaba agradecido al Señor por haberlos elegido para ser los custodios de su eterno Hijo.
En aquella casa se hacía oración. Demasiado poco se reza en las casas ahora. Se levanta el día y desciende la noche, empezáis a trabajar y os sentáis a la mesa… sin un pensamiento para el Señor, que os ha permitido ver un nuevo día, que os ha permitido llegar a una nueva noche, que ha bendecido vuestros esfuerzos y ha concedido que éstos os fueran medio para obtener ese alimento, ese fuego, esos vestidos, ese techo que, sí, también le son necesarios a vuestra condición humana.
Siempre es “bueno” lo que viene de Dios, que es bueno. Aunque ello sea pobre y escaso, el amor le da sabor y sustancia; ese amor que os hace ver en el eterno Creador al Padre que os ama.
En aquella casa había frugalidad. La habría habido aunque el dinero no hubiera faltado. Se comía para vivir, no para gozo de la gula con la insaciabilidad de los comilones y los caprichos de los glotones, que se llenan hasta rebosar o desperdician dinero en alimentos caros sin pensar siquiera en quien escasea de comida o no la tiene, sin reflexionar en que si fueran moderados ellos muchos podrían ser aliviados de las dentelladas del hambre.
En aquella casa había amor por el trabajo. Este amor hubiera existido aunque el dinero hubiera abundado; porque, trabajando, el hombre obedece al mandato de Dios y se libera del vicio que, cual tenaz hiedra, aprieta y ahoga a los ociosos, que son como bloques de piedra inmóviles. Bueno es el alimento, sereno es el descanso, contento se siente el corazón, cuando uno ha trabajado bien y disfruta de su tiempo de reposo entre un trabajo y otro. El vicio, con sus múltiples facetas, no arraiga ni en la casa ni en la mente de quien ama el trabajo; al no arraigar el vicio, prospera el afecto, la estima, el respeto mutuo, y crecen los tiernos vástagos en un ambiente puro, viniendo a ser así a su vez origen de futuras familias santas.
En aquella casa reinaba la humildad. ¡Cuán vasta lección de humildad para vosotros, soberbios! María habría tenido, humanamente, miles de motivos para ensoberbecerse y para obtener que el cónyuge la adorase. Muchas mujeres lo hacen, y sólo por ser un poco más cultas, o de ascendencia más noble, o más acaudaladas que el marido. María es Esposa y Madre de Dios, y, sin embargo, sirve – no se hace servir – al cónyuge, y es toda amor para con él. José es la cabeza en esa casa; ha sido juzgado por Dios digno de ser cabeza de familia, de recibir de Dios al Verbo encarnado y a la Esposa del Espíritu Santo para custodiarlos. Y, con todo, se muestra solícito en aligerar a María de esfuerzos y labores, y se ocupa de los más humildes quehaceres que puede haber en una casa, para que María no se fatigue; y no sólo esto, sino que, como puede, en la medida de sus posibilidades, la alivia y se las ingenia para hacerle cómoda la casa y alegre de flores la pequeña huerta.
En aquella casa se respetaba el orden: sobrenatural, moral y material. Dios, como Señor supremo que es, recibe culto y amor: éste es el orden sobrenatural. José es el cabeza de familia, y recibe afecto, respeto y obediencia: orden moral. La casa es un don de Dios, como también el vestido y los enseres; en todas las cosas se manifiesta la Providencia de Dios, de ese Dios que proporciona la lana a las ovejas, plumas a los pájaros, hierba a los prados, heno a los animales, semillas y ramas a las aves; de ese Dios que teje el vestido del lirio de los valles. Casa, vestido, enseres: estas cosas hay que recibirlas con gratitud, bendiciendo la mano divina que las otorga, tratándolas con respeto, como don del Señor; no mirándolas, porque sean pobres, con enfado; y sin maltratarlas abusando de la Providencia: éste es el orden material.
No has comprendido la conversación en dialecto nazareno, ni tampoco las palabras de la oración, pero las cosas que has visto han servido de gran lección. ¡Meditadla, vosotros, los que tanto sufrís ahora por haber faltado en tantas cosas a Dios, incluso en aquellas en que jamás faltaron los santos Esposos que me fueron Madre y padre!
Y tú regocíjate con el recuerdo del pequeño Jesús; sonríe pensando en sus pasitos infantiles. Dentro de poco le verás caminar bajo una cruz; entonces será una visión de llanto.”
Pronunciamientos del Papa Francisco sobre los refugiados
El papa Francisco ha clamado y se ha pronunciado en numerosas ocasiones contra “la indiferencia y el silencio” de una crisis “nunca vista desde la Segunda Guerra Mundial”, según sus palabras. Anotamos un resumen de sus dichos sobre este tema:
10 jun 2013: En la víspera de la Jornada Mundial del Refugiado dijo: “Estamos invitados a considerar las situaciones de las familias refugiadas, obligadas muchas veces a abandonar con prisa su casa y su patria y a perder cualquier bien y seguridad para huir de violencias, persecuciones o graves discriminaciones por motivos religiosos, étnicos o ideas políticas”.
29 dic 2013: Cristo y sus padres también “fueron prófugos”, “experimentaron la condición dramática de los refugiados”, en la vía dolorosa del exilio “en búsqueda del refugio en Egipto” para huir de la amenazante persecución de Herodes. En el día en que la Iglesia celebra la fiesta de la Sagrada Familia, Francisco rezó el Ángelus del mediodía y evocó con esa comparación la “triste realidad de emigrantes y refugiados” Reiteró que la acogida y el respeto hacia los migrantes “es un deber del buen cristiano”. Aquella experiencia de la fuga de la Sagrada Familia de María, José y el niño Jesús, estaba “marcada por el miedo, la incertidumbre y las molestias”. “Desafortunadamente, en nuestros días millones de familias pueden reconocerse en esta triste realidad. Casi todos los días la televisión y los periódicos dan noticias de refugiados que huyen del hambre, la guerra y otros peligros graves, en búsqueda de seguridad y de una vida digna para ellos y sus propios”. El papa recordó que muchos migrantes “no encuentran una verdadera acogida, ni respeto, ni se aprecian los valores de los que son portadores”. “Sus legítimas expectativas se enfrentan a situaciones complejas y dificultades que parecen a veces insuperables. Por eso, mientras fijamos la mirada en la Sagrada Familia de Nazaret en el momento en el que se ve obligada a huir, pensamos en el drama de esos emigrantes y refugiados que son víctimas del rechazo y los abusos”.
18 jun 2014: “Seamos cercanos a ellos, compartiendo sus temores y su incertidumbre sobre el futuro y aliviando concretamente su sufrimiento”, afirmó en una audiencia general.
05 jul 2014: “Nuestro corazón se cansa de aceptar la muerte de aquellos que afrontan viajes extenuantes para huir de dramas, de pobreza, de guerras y de conflictos a menudo vinculados con políticas internacionales”, aseveró en un llamamiento a las instituciones europeas.
16 mar 2016: Improvisando durante la tradicional audiencia general dijo: “Están ahí, en la frontera, porque hay muchas puertas y corazones cerrados. Los inmigrantes de la actualidad sufren a cielo abierto, sin comida, no pueden entrar, no se sienten acogidos”. Y añadió: “Me gusta ver a las naciones, a sus gobernantes, abriendo el corazón y las puertas”.
13 nov 2017: Se publicó el Mensaje para la celebración de la 51 Jornada Mundial de la Paz, titulado: “Migrantes y refugiados: hombres y mujeres que buscan la paz”. “Con espíritu de misericordia, abrazamos a todos los que huyen de la guerra y del hambre, o que se ven obligados a abandonar su tierra a causa de la discriminación, la persecución, la pobreza y la degradación ambiental.” “En muchos países de destino se ha difundido ampliamente una retórica que enfatiza los riesgos para la seguridad nacional o el coste de la acogida de los que llegan, despreciando así la dignidad humana que se les ha de reconocer a todos, en cuanto que son hijos e hijas de Dios. Los que fomentan el miedo hacia los migrantes, en ocasiones con fines políticos, en lugar de construir la paz siembran violencia, discriminación racial y xenofobia, que son fuente de gran preocupación para todos aquellos que se toman en serio la protección de cada ser humano.” “Para ofrecer a los solicitantes de asilo, a los refugiados, a los inmigrantes y a las víctimas de la trata de seres humanos una posibilidad de encontrar la paz que buscan, se requiere una estrategia que conjugue cuatro acciones: acoger, proteger, promover e integrar.”
24 dic 2017: En la víspera de la Navidad, el Sumo Pontífice instó a los 1.300 millones de católicos a no ignorar la difícil situación de los inmigrantes que son “expulsados de sus tierras”, víctimas de algunos gobernantes dispuestos a arrojar sangre inocente. “Vemos las huellas de millones de personas que no eligen irse pero que, echados de su tierra, dejan atrás a sus seres queridos”, sostuvo que muchos líderes, “para imponer su poder y aumentar su riqueza, no tienen problema en derramar sangre inocente”. “Tantas otras huellas están ocultas tras los pasos de José y María”, apuntó. “Vemos las huellas de familias enteras que hoy se ven obligadas a marchar. Vemos las huellas de millones de personas que no eligen irse sino que son obligados a separarse de los suyos, que son expulsados de su tierra. En muchos de los casos esa marcha está cargada de esperanza, cargada de futuro; en muchos otros, esa marcha tiene solo un nombre: supervivencia”. Y entonces recordó que muchos deben sobrevivir “a los Herodes de turno que para imponer su poder y acrecentar sus riquezas no tienen ningún problema en cobrar sangre inocente”. “María y José, los que no tenían lugar, son los primeros en abrazar a aquél que viene a darnos carta de ciudadanía a todos”, dijo.
14 ene 2018: El papa Francisco celebró el domingo 14 de enero, en la basílica de San Pedro, la misa por la 104 Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado. Es urgente dijo el Papa “recibir, conocer y reconocer al otro”. Durante la homilía el Santo Padre expresó que el migrante o refugiado que llama a nuestra puerta “es una oportunidad para conocer a Jesucristo”; al mismo tiempo, para el extranjero, “todas las puertas de la nueva tierra son también una oportunidad para reunirse con Jesús”, reflexionando el evangelio del día que narra el encuentro de Jesús con los primeros discípulos. Por último encomendó a la Virgen María “las esperanzas de todos los migrantes y refugiados del mundo, y las aspiraciones de las comunidades que los acogen, para que, conforme con el supremo mandamiento divino de la caridad y el amor al prójimo, todos podamos aprender a amar al otro, al extranjero, como nos amamos a nosotros mismos”.