[Respondiendo a EJÉRCITO REMANENTE

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Las vacunas son un desprecio a Dios
Es decirle: nos hiciste imperfectos, necesitamos completar lo que vos hiciste, la ciencia humana puede superar los defectos de tu creación. Es mentira lo que dijiste en la Escritura que todo lo hiciste muy bueno: "Dios miró todo lo que había hecho, y vio que era muy bueno". Gn 1.31
Este es el pensamiento implícito consciente o inconsciente de quienes creen en el "poder" de las vacunas, y está íntimamente relacionado con el temor a la enfermedad y la muerte. Este temor está basado en la falta de fe, con lo cual el sistema vacunatorio de hecho pone en evidencia la ausencia de fe.
Para la persona de fe Dios hizo al ser humano perfecto y su sistema inmunológico habla de ello. Lo protege de "todas" las enfermedades. También es cierto que Dios utiliza a las
enfermedades para realizar procesos espirituales. Las consecuencias de los pecados
personales y colectivos tienen repercusiones o consecuencias en toda la creación.
El cuerpo humano como el de la misma tierra sufren por igual esas consecuencias. Está
comprobado científicamente que el temor, odio y resentimientos tienen consecuencias sobre el sistema inmunológico y la salud.
Una persona que se higieniza, se alimenta bien, descansa, no sufre estrés y ama, no debe
tener ningún temor a las enfermedades. Cómo hoy estamos en una guerra espiritual dónde los demonios tienen la libertad de atacarnos constantemente, debemos protegernos.
Al margen de las distintas oraciones de protección, las oraciones para la protección de las enfermedades son el Santo Rosario y el Salmo 91. Si a pesar de ello la persona se enferma, no es por la falta de efectividad de las oraciones, sino como dije anteriormente Dios la utiliza para un trabajo espiritual.
Dios utiliza todo para concretar su proyecto de salvación y santificación personal:
accidentes, problemas económicos, laborales, familiares, etc. y también problema con la salud.
En definitiva el ponerse una vacuna, cualquiera sea, de hecho está manifestando un
desprecio al amor de Dios concretado en la creación de su cuerpo humano perfecto.
Al no agradecerle la vida y la salud el hombre comete una injusticia: "Habiendo conocido a Dios, no lo glorificaron ni le dieron gracias como corresponde. Por el contrario, se extraviaron en vanos razonamientos y su mente insensata quedó en la oscuridad. Por eso, Dios les envía un poder engañoso que les hace creer en la mentira, a fin de que sean condenados todos los que se negaron a creer en la verdad y se complacieron en el mal". Ro 1.2, 2Tes 2.11-12